Decidimos parar en la comuna de Caldera, para mostrarles un poco el puerto y su historia ferrocarrilera; disfrutar de un rico almuerzo frente al mar y cargar pilar para continuar hacia Bahía Inglesa, un fabuloso balneario de aguas turquesa.
Después de abandonar la bahía, recorrimos los 75Km. que nos quedaban hasta Copiapó, cargamos combustible para estar preparados temprano al día siguiente.
Hasta ahora hemos sido testigos de los cambios en la naturaleza, pasando desde el más árido desierto y acercándonos cada día más hasta los valles.
Luego de algunas horas, llegamos al hotel sin ningún percance... Sin embargo, como dice el dicho "en la puerta del horno se quema el pan" y el ripio del estacionamiento del hotel nos recordó que a veces es posible tener algún traspié y hay que estar atento a todo...